Hoy día muchas empresas hablan de “Reducir sus Costos Operacionales" e inician la búsqueda de alternativas para lograr ese objetivo. En general hay una idea de las metas que se quieren alcanzar que, de una forma u otra, se visualizan principalmente desde el punto de vista económico.
Cuando se buscan alternativas notamos que se habla de “ahorros”, “reducir costos”, “eliminar”, “minimizar inventario”, etc. De igual forma si analizamos las áreas donde usualmente se focalizan estos esfuerzos para lograr resultados veremos que es frecuente que los mismos se circunscriban a tres áreas principales:
1ro. Recursos Humanos: Se parte de la premisa de que al reducir la nómina (número de empleados) automáticamente tendremos el control (y reducción) de los costos operacionales.
2do. Inventario: Se sugiere que los niveles de inventario altos son la causa principal de los costos operativos y;
3ro. Eficiencia: Se propone que el aumento de la eficiencia asegura la reducción de los costos.
Aún cuando estas tres áreas son parte importante e inciden (y reflejan) directamente en nuestros costos operacionales existen otros tópicos que deben ser considerados al hablar de reducir costos. Matemáticamente reducir (recursos humanos, inventario, ineficiencia) significa que gastamos menos en nuestros procesos operativos. Ahora bien, existe una fórmula sencilla que usualmente no se aplica aún cuando está muy relacionada con el concepto de eficiencia.
Nos referimos a la Productividad... lo cual no es lo mismo que eficiencia!
Es simple, si aumentamos la productividad (mayor número de unidades producidas por unidad de tiempo) automáticamente reducimos nuestros costos operacionales; aún cuando no toquemos el “factor nómina” o el “factor inventario”!.
Adicionalmente también debemos tomar en cuenta los procesos, la distribución de equipos, la tecnología, el manejo de las utilidades, la distribución de la planta (lay out) y; mucho más importante aún, la integración e interacción (no la cantidad) del “factor empleado” a esas variables ya mencionadas.
Hay varias formas de llevar a cabo un proceso sistemático de “reducción de costos”, pero lo que si es esencial es la metodología y estructura de análisis e implementación que se utilice.
La reducción de costos no es una iniciativa para aplicar a un solo departamento o área de forma aislada. Debe ser un esfuerzo corporativo que incluya todas las variables mencionadas de forma sistemática, consistente y continua.
Cuando se buscan alternativas notamos que se habla de “ahorros”, “reducir costos”, “eliminar”, “minimizar inventario”, etc. De igual forma si analizamos las áreas donde usualmente se focalizan estos esfuerzos para lograr resultados veremos que es frecuente que los mismos se circunscriban a tres áreas principales:
1ro. Recursos Humanos: Se parte de la premisa de que al reducir la nómina (número de empleados) automáticamente tendremos el control (y reducción) de los costos operacionales.
2do. Inventario: Se sugiere que los niveles de inventario altos son la causa principal de los costos operativos y;
3ro. Eficiencia: Se propone que el aumento de la eficiencia asegura la reducción de los costos.
Aún cuando estas tres áreas son parte importante e inciden (y reflejan) directamente en nuestros costos operacionales existen otros tópicos que deben ser considerados al hablar de reducir costos. Matemáticamente reducir (recursos humanos, inventario, ineficiencia) significa que gastamos menos en nuestros procesos operativos. Ahora bien, existe una fórmula sencilla que usualmente no se aplica aún cuando está muy relacionada con el concepto de eficiencia.
Nos referimos a la Productividad... lo cual no es lo mismo que eficiencia!
Es simple, si aumentamos la productividad (mayor número de unidades producidas por unidad de tiempo) automáticamente reducimos nuestros costos operacionales; aún cuando no toquemos el “factor nómina” o el “factor inventario”!.
Adicionalmente también debemos tomar en cuenta los procesos, la distribución de equipos, la tecnología, el manejo de las utilidades, la distribución de la planta (lay out) y; mucho más importante aún, la integración e interacción (no la cantidad) del “factor empleado” a esas variables ya mencionadas.
Hay varias formas de llevar a cabo un proceso sistemático de “reducción de costos”, pero lo que si es esencial es la metodología y estructura de análisis e implementación que se utilice.
La reducción de costos no es una iniciativa para aplicar a un solo departamento o área de forma aislada. Debe ser un esfuerzo corporativo que incluya todas las variables mencionadas de forma sistemática, consistente y continua.
La responsabilidad es de todos y debe establecerse como un cambio de “cultura” empresarial cuyo objetivo sea establecer una nueva forma de “hacer negocios” dentro de la empresa!